OFICINA DE IGUALDAD SALARIAL DE ONTARIO: LA BRECHA SALARIAL DE GÉNERO SE HA REDUCIDO EN EL CANADÁ, PERO NO ASÍ LA BRECHA DE GÉNERO EN LAS PENSIONES

15 Feb 2023

Un nuevo análisis publicado por la Oficina de Igualdad Salarial (OIS) de Ontario revela que las mujeres canadienses recibieron, en promedio, un 18 por ciento menos de ingresos en concepto de pensión de jubilación que los hombres en 2020. Esta brecha es un 3 por ciento superior a la diferencia del 15 por ciento observada en 1976, el primer año sobre el que se dispone de datos (Oficina de Estadísticas del Canadá). Aunque esta brecha de género en las pensiones ha fluctuado a lo largo de las décadas, no se ha reducido. Lamentablemente, la brecha de género en las pensiones es un fenómeno mundial persistente. La BGP media de los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se elevó al 25,6 por ciento (OCDE, 2021). A nivel nacional, se constata una brecha de género en las pensiones en todas las provincias del Canadá, observándose la diferencia más reducida (13 por ciento) en la Isla del Príncipe Eduardo, y la más amplia (23 por ciento) en Alberta en 2020 (Oficina de Estadísticas del Canadá). Cuando se analiza la brecha desde una perspectiva interseccional, se constata una brecha de género en las pensiones en todos los grupos de minorías visibles, observándose la brecha más estrecha (24 por ciento) entre las mujeres japonesas y los hombres caucásicos, y la más amplia (64 por ciento) entre las mujeres de Asia Occidental y los hombres caucásicos. A juicio de Kadie Ward, Comisionada y Jefa Administrativa de la OIS, estas conclusiones merecen atención. “Vemos que la brecha salarial de género se ha reducido con el tiempo. Vale decir que los salarios de las mujeres en el Canadá han aumentado de forma constante con el paso del tiempo para acercarse a los salarios de los hombres, aunque la brecha no se ha cerrado del todo. Sería natural suponer que, con el aumento de los salarios, la brecha en las pensiones entre hombres y mujeres también empezaría a cerrarse con el paso de los años, pero no parece ser así”. De hecho, en el Canadá la brecha salarial de género se ha reducido a lo largo de las décadas y la participación de la mujer en la población activa ha aumentado. A medida que aumenta el número de mujeres que trabajan y obtienen ingresos, también contribuyen económicamente a sus pensiones de jubilación. Sin embargo, las mujeres perciben unos ingresos en concepto de pensiones de jubilación significativamente inferiores a los de sus homólogos masculinos. Aunque hay pocos estudios sobre la brecha de género en las pensiones, existen varias causas que podrían explicar por qué persiste. Dado que el pago de las pensiones de jubilación depende en gran medida de las contribuciones financieras de los trabajadores, las normas de género profundamente arraigadas y las prácticas discriminatorias podrían explicar en parte esa brecha. Hay más probabilidades de que las mujeres trabajen menos años que los hombres a lo largo de su carrera profesional, ya que se retiran del mercado laboral (de manera temporal o permanente) tras tener hijos; las probabilidades de que trabajen a tiempo parcial son más altas porque deben compatibilizar las responsabilidades laborales y los cuidados; y, en general, perciben salarios más bajos que los hombres (debido a la brecha salarial de género). Por lo tanto, la brecha de género en las pensiones puede considerarse como una de las consecuencias agravadas que la brecha salarial de género tiene sobre el bienestar económico a largo plazo de las mujeres. “No debemos pasar por alto la importancia de las repercusiones de la brecha en las pensiones entre hombres y mujeres. Envejecer en la pobreza guarda relación con la inseguridad alimentaria, la inseguridad en la vivienda y los malos resultados generales en materia de salud, incluidas unas tasas de mortalidad más elevadas. El 1 de octubre el mundo ha conmemorado el Día Internacional de las Personas de Edad, celebrándolo en particular con un enfoque sobre “La resiliencia y las contribuciones de las mujeres mayores”; no hay mejor momento entonces para centrar la atención no solo en las contribuciones de las mujeres de todo el mundo, sino en la necesidad de igualdad salarial, una mejor protección social y el trabajo compartido en el hogar entre hombres y mujeres”, afirma la Comisionada Ward. Para más información, consulte la página sobre la brecha de género en las pensiones. Datos breves • En el Canadá existe una brecha de género en las pensiones que no se ha reducido con el tiempo. En 1976, la brecha de género en las pensiones era del 15 por ciento y, en 2020, del 18 por ciento. • En 2020, la diferencia entre hombres y mujeres en materia de ingresos privados en concepto de pensiones de jubilación (como pensiones relativas a puestos de trabajo y personales) de las personas mayores en el Canadá era del 28 por ciento. Esto significa que por cada dólar de ingresos privados en concepto de pensión de jubilación que recibía un hombre mayor, una mujer mayor recibía 0,72 dólares. • En el Canadá, el número de mujeres que perciben prestaciones del seguro público de vejez y suplementos de ingresos garantizados es sistemáticamente superior al de hombres. Dado que las ayudas se calculan en función de la edad, el estado civil y el nivel de ingresos (a diferencia de las cotizaciones durante los años de trabajo), esto dejaría entrever que las mujeres perciben sistemáticamente menos ingresos durante la jubilación y, por tanto, tienen derecho a más ayudas públicas. • En el Canadá, las mujeres corren un mayor riesgo de vivir en la pobreza en la vejez. La prevalencia de mujeres de 75 años o más con bajos ingresos era del 21 por ciento, frente al 13,9 por ciento de hombres del mismo grupo de edad. • Cuando se analiza la brecha desde una perspectiva interseccional, se constata una brecha de género en las pensiones en todos los grupos de minorías visibles, observándose la brecha más estrecha (24 por ciento) entre las mujeres japonesas y los hombres caucásicos, y la más amplia (64 por ciento) entre las mujeres de Asia Occidental y los hombres caucásicos. En otras palabras, por cada dólar que recibía un hombre caucásico jubilado en el Canadá, una mujer asiática occidental jubilada en el Canadá recibía 0,36 dólares.